domingo, 24 de febrero de 2008

La muy lamentable reforma judicial

Aunque la mentada reforma judicial tiene dos o tres aspectos positivos, como el intento de disminución de los tiempos que lleva un juicio, que por ahora el promedio es de 26 meses, mientras tanto, un detenido que puede ser inocente se la pasa en la cárcel y con cargo a los impuestos que pagamos (5,475 miles de millones de pesos al año), es un remedio que resulta peor que la enfermedad.

¿Qué es lo que tiene de malo?

1.- Otorgarle discrecionalidad a las policías para catear domicilios particulares es algo como darle alas a los alacranes, no hay policía en el país que no esté penetrada por el narco u organizaciones criminales, especialmente la del DF muchos judiciales no saben donde pasar lista, si en su banda o en las instalaciones de policía. La diferencia entre policía y crimen organizado puede no existir, por ahora, ¿Quién se puede interesar en ser un agente judicial si no a los hampones? ¿Conoces a alguna persona decente que sea judicial o ministerial? debe de haberlos pero no los conocemos. El modus vivendi de muchísimos policías es la extorsión, el sembrado de drogas y pruebas inculpatorias, el secuestro, el robo y todas y cada una de las facetas de lo ilegal. A veces, no sabes que resulta peor, si ser secuestrado por un policía o por un secuestrador normal.

2.-Otro aspecto de la "deforma judicial" es que a petición de un ministerio público, se puede arraigar a una persona, pero ¿Meterías tú las manos al fuego por un ministerio público? precisamente el ministerio público es un lugar donde impera la corrupción, si tú cometes cualquier delito, dando una lana tu asunto se puede arreglar. En la Ciudad de México hay una modalidad de delito, vas por la calle y de pronto, aparece un grupo de hampones que te acusan que les robaste algo, puede ser una càmara o una lap top, te exigen que se las devuelvas, como no sabes de que te hablan, ellos se muestran cada vez más indignados por tu cinismo, convenientemente aparece un policía en el lugar, como el que nada debe nada teme, aceptas con gusto ir al ministerio público donde inocentemente piensas que los idiotas que te están molestando tendrán que exhibir pruebas de que los robaste. Inocente palomita, no sabes que el policía y el ministerio público están de acuerdo con los hampones. Cuando estás frente al M.P., te exige que les devuelvas el bien que les "robaste" y como por supuesto no lo tienes en tu poder, te pone tras las rejas e inicia una averiguación previa en tu contra. Por supuesto que te permiten hacer llamadas; de alguna forma, consigues a algún abogado que al conocer el asunto, te recomienda que pagues porque si intentas probar que eres inocente, vas a estar años en la cárcel, te van a golpear todos los días, te van a extorsionar para no matarte, vas a dejar de trabajar, te vas a convertir en criminal con antecedentes, si tenías algo de dinero, lo vas a perder todo porque una vez adentro, sólo los que tienen dinero pueden hacer algo. Es mucho más barato pagarles 10, 15 mil pesos que vivir la alternativa. Resignado y enojado hablas, consigues el dinero y logras salir. ¿No es espeluznante? basta con que cualquier rata te acuse de que lo robaste y con la única prueba de su palabra vas directo a la cárcel. Así está la justicia en México.

3.- Sigue rigiendo la norma de que una vez que eres detenido o acusado, eres culpable hasta que demuestres lo contrario o des una lana. Mientras ésto no se cambie, ninguna autoridad puede decir que en México se vive en estado de derecho, es algo totalmente oprobioso, digno de un país quintomundista, totalmente imperdonable.

4.- Aunque se necesita luchar contra el narco y el resto del crimen organizado, la ley no es de ningún modo aplicable mientras subsista la corrupción en policías, M.P. y en el sistema judicial y penitenciario. Que por favor primero limpien ese estiercolero y luego piensen en este tipo de ley.

5.- La ciudadanía no tiene defensa contra las leyes y deformas que se le ocurren a los diputados y senadores, no puede participar, opinar, protestar o vetar. Tampoco tiene defensa contra las arbitrariedades de policías, ministerios públicos y jueces. La justicia es una hipocresía en México.

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